¡Pulque, el primer elixir de los dioses!
Dejo Sudamérica y encauso mi camino en busca de
bebidas olvidadas, menospreciadas o incomprendidas, esta misión me lleva a la
parte norte del continente americano. A un país inundado de cultura, de tradiciones,
repleto de colores y con una historia forjada en base a la gastronomía, me
refiero a la hermosa República Mexicana. Al llegar a este país, me doy cuenta
que necesitare una o tal vez dos vidas para lograr dar un recorrido digno y
conocer todo lo que tiene por ofrecer este increíble territorio. Mi primera
parada es en la multicultural y diversa Cd. de México. Una ciudad con un sinfín
de actividades, una ciudad que nunca duerme y que te sobre exalta y excita
todos los sentidos. Visito cuanto museo se me atraviesa, conozco el majestuoso
castillo de Chapultepec, me aventuro en el ajetreado centro y su zócalo, me
inmerso en la cultura azteca visitando las imponentes pirámides de Teotihuacán.
Pero lo que me resulta más excitante es recorrer sus mercados, sus tianguis y
conocer la infinita gastronomía con la cual cuenta este maravilloso país. Visitando
una de estos mercados, me detengo a preguntarle a un señor de edad avanzada,
que sin duda alguna cuenta con amplia experiencia, que cuales son las cosas imperdibles
de esta ciudad, primero le aclaro que estoy en busca de bebidas exóticas, olvidadas,
menospreciadas o incomprendidas, este experimentado sujeto, sin titubear y sin
dudarlo dos veces me habla del primer elixir de los dioses de estas tierras,
aquella bebida que llego a ser exclusiva de sacerdotes, nobles y emperadores
Mexicas. Este señor me intriga con su hablar, me cuenta que era una bebida que
solo se permitía tomar en rituales o épocas especiales y que era más apreciada
que cualquier riqueza material, sin duda alguna quiero conocer y sobre todo
probar dicho manjar. Le pregunto que donde puedo conseguir o probar esta bebida
y con una sonrisa medio maquiavélica me dice busca una pulquería, no te será difícil
de dar con una. ¿Una pulquería? Me pregunto, ¿que será eso? ¿Sera algún lugar
exclusivo, místico, digno del dios Bacco? Sin perder más el tiempo parto en búsqueda
de esta dichosa pulquería.
Caminando por las calles de la ciudad de México
me topo con estos centros de reunión, me doy cuenta por que la sonrisa de aquel
amable señor. Pulquerías hay en cada esquina de esta ciudad, encuentro “Las
buenas amistades”, “La Salsipuedes”, “El porvenir”, “La hija del apache”, pero
sin lugar a dudas en la que pienso quedarme y probar este elixir es en la pulquería
“Las preocupaciones de Baco”.
Entro y me encuentro en un lugar diferente a lo
que he conocido, no sé bien como describirlo, podríamos decir que es un bar o
cantina, pero con un ambiente más relajado, sin pretensiones, donde sus bebidas
emanan olores y sabores de algún tipo de aguamiel. Este lugar inspira a una camaradería
única del mexicano, llena de chistes, comentarios irónicos y de doble sentido,
albures y anécdotas que merecen ser escuchadas. Aquí la música no es el
principal protagonista, si bien se escucha de fondo algún tipo de música regional
o típica mexicana, lo verdaderamente importante en este lugar es escuchar las pláticas,
anécdotas y aventuras de aquellos que tienen historias por contar.
Me ubico en una mesa junto a un grupo de
señores que se ve que saben de lo que hablan y sobre todo de lo que beben, ¿qué
mejor guía para esta experiencia? Me pregunto yo. Estas personas hablan y
hablan, ríen y ríen, a más de uno se le sale una carcajada que deja mudo el lugar,
pero ellos siguen con su charla sin más preocupación. Me contagio de ese
sentimiento y sin pensarlo dos veces, les pregunto, ¿qué es esa bebida que
están tomando y los hace sentir tan bien y tan alegres? Uno de ellos con una
cara de sorpresa me dice ¿que no sabes lo que es el pulque? ¿Nunca has probado
el pulque? dice otro, yo con cierta ansiedad les respondo ¿Pulque? No jamás lo
he probado, cuéntenme de él, ¿qué es? ¿De dónde viene? ¿A que sabe? El más viejo del grupo y sin duda el más sabio
me dice, mira amigo, el Pulque es un elixir de los dioses, es una bebida típica,
tradicional y ancestral del pueblo mexicano. Sus orígenes provienen de la época
prehispánica cuando los indígenas de esta región extraían esta bebida de una
planta llamada Maguey. Me comenta que sus orígenes no son del todo claros, pero
que algunas leyendas cuentan que indígenas toltecas, durante el reinado de
Tecpancaltzin, un noble llamado Papantzin descubrió como extraer el aguamiel de
la planta de maguey; este fue el primer “Tlachiquero” (persona encargada de
extraer y fabricar el pulque), esta palabra proviene del náhuatl “rasguño”, ya
que estas personas tallaban las pencas de maguey para extraer su fino líquido. Al
mismo tiempo este noble señor me comenta que esta es una bebida digna de
dioses, ya que, en tiempos prehispánicos, los aztecas consumían el pulque en
las ceremonias religiosas y fechas especiales para adorar a sus dioses.
Le doy un trago a mi pulque y quedo maravillado
por su sabor agridulce, pero de alto grado alcohólico, ¿y cómo se elabora esta
bebida? Pregunto, y obtengo mi respuesta, este conocedor me comenta que el
pulque se obtiene de las pencas del maguey cuando la planta está madura. Para
ello se le arranca la yema o corazón y sus paredes se raspan hasta lograr una
cavidad, de la que, unos días después, manara el aguamiel de las pencas durante
un periodo de tres a seis meses. El tlachiquero es el encargado de extraer el líquido
por medio de succión con un acocote, dos o tres veces al día y de depositarlo
en una botija o pellejo (cuero de pulque), o en una castaña, anteriormente
hecha de madera y en la actualidad de fibra de vidrio, para después vaciar el líquido
en el tinacal, donde se fermentará. El aguamiel sin fermentar es un delicioso
refresco, dulce y transparente. Una vez fermentado se convierte en octli o
pulque.
Sin lugar a duda esta bebida merece todo mi
respeto, reconocimiento y admiración. Como me lo advirtieron es digna de los
dioses. Su sabor es único, no podría asemejarlo a ningún otro, solo puedo decir
que es un manjar agridulce, de consistencia un poco viscosa, con alto grado alcohólico
y que cumple una función de bebida y alimento, ya que después de varios pulques
quedan tu hambre y sed saciadas. Esto queda demostrado con una breve historia
que me cuenta un fanático del pulque, esta persona me dice que, en la época de
la colonia, los indígenas consumían pulque no solo para embriagarse, que sin
duda alguna surte ese efecto de gran manera, sino también como complemento
alimenticio, sustituto de la carne; hoy se sabe que esta bebida contiene altos
contenidos de proteínas, carbohidratos y vitaminas. Inclusive según relatos de
esta persona en varias regiones del centro de México el pulque se convirtió en
bebida de primera necesidad ante la escasez de agua.
De pronto dirijo mi mirada a al lugar donde la acción
ocurre, donde se sirven esta maravillosa bebida, me refiero a la barra y me
topo con un joven que parece saber mucho más del pulque que lo que sus años podrían
decirnos, me acerco a él y le pregunto ¿Tu eres el encargado del lugar? ¿Cuál es
tu historia? Este joven me dice que efectivamente él es el encargado del lugar,
que la pulquería es de su familia que se remonta desde su bisabuelo quien fue
el primer Tlachiquero de su familia y que el aprendió este arte de su abuelo y
de su padre. Con esta carta de presentación, sin duda alguna que es alguien que
conoce del tema, por lo que le pregunto ¿Cuál es el éxito de un buen pulque? ¿Dónde
radica su magia?, este joven tlachiquero me comenta que el éxito de un buen
pulque es mantenerlo natural, no agregarle algo ni rebajarlo y mucho menos
enlatarlo. Respuesta que suena bastante lógica, pero continua con su hablar y
me dice, si uno lo ve en un vitrolero debe de verse que fermente solo y que no
apeste fuerte. Al momento de probarlo depende que tipo de pulque se está
sirviendo; me aclara que existe el fuerte, el dulce y el campechano (intermedio
entre los dos anteriores). Quedo maravillado con esta explicación, pero no
termina ahí, este joven continúa dictando catedra del pulque, me afirma que un
pulque debe mostrar un sabor fresco y acido, nunca debe saber agrio. Si aparece
demasiado blanco y grueso (viscoso) se le conoce como compuesto y quiere decir
que esta adulterado, aunque sin una connotación mala o peligrosa, aclara, sino
que esta rebajado o adicionado con azúcar o alcohol para alargar su periodo de
vida. Ya entrado en el tema y con bastante interés de mi parte lo motivo a que
me cuente más de esta única e inigualable bebida y parece que como dicen los
mexicanos ¡Le pique la cresta al gallo!, con un rostro emocionado y una voz con
gran seguridad y confianza me dice, “El pulque debe tener una viscosidad normal
porque sale del maguey que tiene una baba natural. Cuando se deja fermentar más
tiempo del adecuado se pone más grueso y desarrollo más baba; se puede beber,
pero lo ideal es que esté más fresco.”
Hasta
ahora solo he probado esta bebida en su modo tradicional, pero veo que de la barra
literalmente vuela vasos y jarras de pulque, pero con diferentes colores y
olores, así que pregunto, ¿Existen varios tipos de pulque?, y me doy cuenta que
existe el pulque dulce que contiene de 4 a 6 grados de alcohol y el pulque
fuerte que contiene de 8 a 12 grados de alcohol. Me comentan que existen los
pulques curados, que su base es el pulque tradicional más otro ingrediente; la
posibilidad para hacer un curado son muchas, me aclaran, pero que hay productos
que no se prestan como una sandía o un melón por su enorme cantidad de agua. El
tlachiqueo me dice “se puede hacer pulque curado de cualquier grano y una vasta
gama de productos como el pistache, nuez, piñón, café, coco, cacahuate,
guanábana, guayaba, mamey, de refresco de cola e inclusive de chicle.” Finalmente
me aclaran que para hacer un curado debe escogerse un pulque que tenga el
cuerpo adecuado para el ingrediente a agregar, que no se corte y que no agarre
mal sabor con lo que se le agrega. “Hay que hacer pruebas porque en ocasiones
llega a tornarse amargo o dulce”, finaliza.
Me acabo de llevar una catedra de esta bebida,
reconozco su complejidad, su sabor, su gran variedad de preparaciones, su
historia, pero sobre todo resalto el motivo por la cual es bebida y el
resultado de degustarla, creo que el carácter único y especial del mexicano
tiene raíces en el pulque.
Sin duda alguna el pulque es una bebida
diferente, que demuestra de forma muy clara y precisa lo que es la gastronomía
mexicana, llena de sabores, olores, ingredientes, variedades y una riqueza de
tradiciones e historia. Siempre detrás de toda comida y bebida mexicana existe
una historia que merece ser contada y que complementan a tu paladar y tus
sentidos, que te motivan a probar más y más que le dan un sentido al comer y
beber, mucho más allá del hecho de saciar una necesidad fisiológica.
Tendré que quedarme por lo menos 3 vidas más en
este hermoso país y explorar todos y cada uno de sus rincones, tradiciones y
bebidas.
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